Sueño del desierto
Andaba dando vueltas por el barrio Estación. Por las calles Basilio Urrutia con Patzke o Janequeo o Cautín, daba igual era alguna de esas. Todo ese sector que siempre me pareció lejano y raro. Estaba acostumbrado a que en mi población Lanín todo eran cuestas y bajadas pero en ese barrio todo es tan llano que siempre me pareció que no era parte de mi Temuco, es más, me parecía que estaba en Imperial. Creo que tengo ese defecto de niñez, en las ciudades llanas, siempre busco los cerros, tanto espacio llano sin ningún cerrito me es ajeno. La cosa es que de alguna manera yo andaba deambulando por ahí, con un poco más que me alejara llegaría a casa de Verónica. No se cómo en una de esas esquinas apareció un bus ACA de esos cuadrados verde oliva que me llevaban al Manzano, campo de mi abuelitodonde viví mi infancia. Aparece virando muy rápido en una calle y casi se lleva por delante a una persona. Y yo, de pronto me encuentro en el aire, volando como si fuese un pájaro, podía ver un pasiaje desértico y un autobús, ¿seria el mismo ACA?, que atravesaba el desierto por una carretera polvorienta. Desde la altura podía ver el desierto y el mar al costado izquierdo, en un precioso día soleado. De pronto el bus se ha detenido y los pasajeros han bajado, y me doy cuenta que Edith, mi hermana querida, iba en el bus y estábamos en una especie museo en mitad de la nada, por lo visto habia aterridado de mi vuelo. Creo que nos encontrábamos en la tienda de regalos del ¿museo? y de pronto el autobús ya no estaba. Era una especie de parada en mitad de camino en medio de la nada. Algo pasó porque de repente me encuentraba en una cueva enorme, me recordó la casita de madera de la población Lanín donde me crié. La casa y la poblaciónentera estaba en un cerro por lo que la casa estaba sustentada en poyos de concreto. El lavadero, vamos la batea de madera donde mamá lavaba a mano la ropa y rinconcito donde hacía fuego y hervía las sábanas para luego enjuagarlas con azul estaba bajo la casa y sepodía ver el suelo de tierra donde la mamá guardaba el cachureos que yo de niño iba a curiosear. En la cueva podía ver un rayo de luz que entraba desde lo alto de pronto siento que venía Edith a avisarme que el bus volvía a marcharse, entonces desperté.
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